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Aló presidenta…

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Aló presidenta…

Post de ciudadana
Buenas a todos, siento este retraso de casi dos meses, pero he tenido otras cuestiones que me han mantenido muy, muy ocupada y una de ellas ha sido el que desde hace unas semanas soy, además de todo lo demás, Presidenta de mi comunidad de propietarios. Sí, han oído bien, soy la señora Presidenta, con mayúsculas, por supuesto. Y esto, que si me lo dicen hace dos meses hubiese puesto el grito en el cielo, pues ahora, de repente, ha ocurrido… y no ha sido por sorteo, ha sido mucho peor, me presenté voluntaria. (Emoticono del gorrito encima de la cabeza, unas cuantas veces…)
Vale, ya sé que os tengo que dar alguna explicación, porque esto en mí no era previsible, ni yo me lo hubiese creído, tanto que aún me pellizco de vez en cuando para darme cuenta que no es un sueño. Pero sí, ha ocurrido y lo peor es que me está quitando tiempo, mucho tiempo, más del que hubiese deseado y más del que tenía disponible. Y claro, ya no puedo ni escribir estos pequeños posts con los que os deleitaba. Sé que algunos me habéis echado de menos, sobre todo aquellos que lleváis dos meses sin leer nada, ya que me habéis confesado que es la única lectura por encima de las 100 palabras a las que os enfrentáis por puro placer o devoción.
Pues bien, a lo que iba, y ya que me enfrento a una experiencia nueva, os voy a contar algunas reflexiones sobre este cargo que recién he adquirido y lo peor de todo, que encima es gratis. Servicios a la comunidad le llaman algunos. La primera idea que se me viene a la cabeza es lo rancio que suena: ”firmado: el presidente de la comunidad” y mira que eso es cutre, porque sí, porque a mí siempre me lo ha parecido y si tenemos en cuenta la famosa figura del señor Cuesta se llega a la conclusión de que flaco favor le ha hecho esta serie a esta distinción vecinal, es cutre, cutre.
Si a esto le sumamos la cantidad de distintos tipos de Presidente que nos podemos encontrar te das cuenta que este puesto no tiene un perfil profesional definido, esto es la biodiversidad en su sentido más amplio.
Está el Presidente vocacional, que se tira mil años y que todos los vecinos están encantados, está feliz con su cargo y va de “Presi” por el vecindario y hasta por las instituciones si hace falta. Es el Presidente sufridor, el que su comunidad es la extensión de su piso, de su felpudo y, por tanto, se cree que está mandando en su “cortijo”. Este tipo de Presidentes son mis preferidos y además tengo anécdotas de hace muchos años con mi primera jefa, que era un poco “bruja” y cuando veía a algún profesional de perfil bajo (no muy bueno, vaya) con grandes ínfulas siempre decía “este es presidente de su comunidad” y la mayoría de las veces acertaba. Sobre todo era muy divertido cuando nos enterábamos a la larga, y algunas veces de manera accidental, de que realmente lo era. Espero que no lea este post y no se vaya a enterar que ahora soy yo la Presidenta…
Luego está el elegido por sorteo, que no va ni a la Junta en la que lo eligen y sólo preside la única junta anual en la que deja el cargo. La mayoría de los vecinos no saben ni quién es, ni dónde vive, pero no pasa nada, la comunidad sobrevive con el administrador más feliz que una perdiz.
Está también esa persona ordenada que le gusta que todo a su alrededor esté bien organizado y entonces se presenta para ser Presidente y dura años también. Ese no suele tener vocación, pero sí buenas maneras, buenos resultados y además es discreto. Esos son los verdaderos profesionales del sector, lo malo es que de estos hay pocos. Suerte para el que lo tenga, pues suelen llevar las comunidades como sus propias casas, ahorran, optimizan, velan porque todo esté en su sitio y normalmente lo consiguen. Hasta que se cansan y ya tenemos el problema, ¿volvemos al de sorteo?
Y luego estoy yo,  que no soy de ninguna de las categorías anteriores o por lo menos eso creo.
Espero parecerme en resultados más al último de los reseñados, pero lo mío ha sido de “calentón”. Lo explico: yo he ido a muy pocas, por no decir a casi ninguna, reuniones de la junta de comunidad y no me siento avergonzada por ello, pues en la vida una tiene muchas obligaciones y ésta era una que no me cabía. ¿Irresponsabilidad? Yo creo que no, pues yo pienso que tenemos un administrador de fincas profesional que se encarga de estas gestiones y un Presidente, vicepresidente, vocal, etc. que, sean del perfil que sean, por sorteo o voluntariamente, realizan sus funciones. Yo pago religiosamente mis cuotas, mis derramas y acato sin protestar todas las decisiones que mis vecinos han tomado en las correspondientes reuniones. Entiendo que hasta ahí, todo correcto. Pero un día de repente vas a una reunión y detectas que no se están llevando las cosas tan profesionalmente como se debe, que hay cosas mejorables y que en conversaciones con vecinos te calientas, te animan, puedes salir por sorteo y al final, ahí está lo del calentón. Decides presentarte voluntaria, eah, con dos c… Y en eso estamos.
Lo más divertido de todo son las reuniones (prometo posts posteriores para contar anécdotas), “kafkianas” todas ellas, ya que la diversidad cultural, profesional y hasta emocional de cada uno de los asistentes hace difícil hilar un discurso medio coherente y, sobre todo, los resultados siempre son imprevisibles. Asisten pocos, pero los que asisten tienen una motivación “extra”, van a examinar al nuevo y a pillarlo en algún renuncio. Yo imagino una empresa donde van cesando a los gerentes y los mantienen en la empresa con voz y con voto. Imaginen, imaginen al gerente vigente, para volverse loco. Pues eso es una reunión de vecinos, una reunión de expresidentes y exvicepresidentes, donde cualquier decisión que se toma es para “desmontar” alguna acción que tomó alguno de los presentes, tela marinera.
Por la experiencia, poca, que ya tengo, veo que esta nueva faceta va a dar mucho juego, así que os vais a “jartar” de leer sobre este tema. Tengo capítulo (o capítulos) para administradores, que también tiene enjundia y también haré un catálogo de perfiles de vecinos asistentes a las reuniones, así como catálogo de peticiones, quejas y sugerencias que voy recibiendo, tenemos lectura para rato.
Ah, y se me olvidaba, cuando me vean por la calle por favor llámenme ”Señora Presidenta…”

Ana Sancho
blog.mujerjoven@gmail.com
Twitter: @4n4s4n

La imagen que ilustra este artículo está tomada de la web de ‘La que se avecina’

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Consulta en este enlace todos los artículos de Ana Sancho en su espacio ‘Mujer joven de mediana edad‘.

También puedes leer aquí las colaboraciones de distintas autoras del blog de Vivencias.

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