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Ayudando a superar los miedos

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Ayudando a superar los miedos

El miedo es una de las emociones básicas, es decir, es innata y común a todas las personas. Tiene la función de alertarnos ante el peligro, de manera que es una emoción adaptativa y ha sido y es clave para nuestra supervivencia. Desde una perspectiva evolutiva, podemos decir que el miedo nos aleja de situaciones de peligro, por lo tanto nos mantiene vivos.
Cuando hablamos de los miedos en niños observamos que es muy diferente según la edad. Así, por ejemplo, en los primeros meses de vida el bebé siente miedo ante ruidos fuertes o estridentes. Alrededor del año, miedo a personas y situaciones extrañas, o a separarse de los padres. A partir de los 3-4 años suelen aparecer miedos a la oscuridad, a estar solo, a elementos de la naturaleza, etc. Y hacia los 8-9 años, el temor lo causan cosas más existenciales como el miedo a la muerte. Cuando llega la adolescencia sus temores están más relacionados con sus relaciones sociales (necesidad de aceptación social).
Estos miedos suelen ser transitorios y tienden a desaparecer de forma natural conforme la persona va madurando y racionalizando esos temores. No obstante, podemos adelantarnos a la aparición de algunos miedos, puesto que sabemos que en nuestro día a día pueden llegar a ser incapacitantes y por otro lado porque tener herramientas para afrontar el miedo nos ayudará a crear una buena autoestima. Para ello la ayuda de los padres es fundamental, por ejemplo manteniendo una educación positiva, es decir, evitando castigos y amenazas a los niños. Si evitamos usar su miedo para obtener la conducta que esperamos de ellos, y les explicamos lo que de verdad esperamos que hagan les ayudamos sin tener que recurrir al miedo (ejemplo: “si no entras ya en el coche va a venir por ti el hombre del saco…” Cuando en realidad podríamos decirle “necesito que entres ya en el coche porque si no llegaremos tarde”).
Entonces, ¿cómo le ayudo a superar sus miedos?

En primer lugar, como adultos, debemos controlar nuestros propios miedos para no transmitírselos a nuestros hijos. Puesto que somos sus modelos, que aprendan de nosotros a afrontarlos.
Para el niño o la niña su temor es importante, no lo ignores, eso no hará que desaparezca. Hazle sentir que te importa lo que siente pues es real, nunca te rías de sus miedos, ni lo ridiculices, el respeto es fundamental.
Enséñale a resolver los pequeños problemas de nuestra vida cotidiana por sí solo, le ayudará a enfrentarse a la frustración y no reaccionar con miedo ante situaciones desconocidas. Y siempre refuerza los pequeños gestos de valentía por pequeños que sean.
Nuestros hijos e hijas necesitan sentirse seguros, confiados y protegidos, pero si caemos en la sobreprotección (dándoles todo hecho) lo que generamos es niños inseguros, que busquen constantemente nuestra aprobación y que resolvamos los conflictos por ellos.
Elisa López
Psicóloga infantil y juvenil
10 en Conducta
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