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De viajes y agencias…

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De viajes y agencias…

Post de ciudadana
¿Habéis podido comprobar cómo se ha complicado el hecho de preparar un viaje, o una simple escapada, desde que internet nos ha invadido? Hace unos años íbamos un día tranquilamente a una agencia de viajes, y allí, amablemente, una señorita (o señor…) escuchaba lo que queríamos y después nos ofrecía un paquete vacacional, un hotel, un vuelo o lo que necesitáramos sin más trabajo por nuestra parte. Pagábamos y nos llevábamos el “bono” de nuestros sueños… así de fácil…
Pues bien, ahora esto ha cambiado. Empezamos mirando un vuelo, por ejemplo, entre varios buscadores… que dicen que buscan entre miles de compañías aéreas, para ofrecerte la mejor opción… y aparece una muy barata (esa que la gente dice que ha volado a París por 30 euros ida y vuelta o a Roma por 25…). Después de ponerte tan contento con ese precio tan baratito, porque es lo primero que ves… el precio bien grande, viene la letra pequeña y resulta que sales a las 4 de la mañana, vuelves a otra hora imposible y además vas a un aeropuerto que está a 100 Km. de tu destino…
Porque eso es otra, ¡¡¡la de aeropuertos que tiene la misma ciudad en esos buscadores!!! Pones Londres y salen al menos 5 o 6… pero para darte cuenta de eso ya tienes que ser un viajero de nivel “avanzado”, porque a los de nivel básico nos han mandado ya alguna vez a tomar por saco, y sin darnos cuenta, que es lo peor. Si te pones ya a “filtrar”, y pones: vuelo directo, aeropuerto guay, horario fantástico… el precio se dispara, y ya la ganga es menos ganga… y dices no puede ser, si todo el mundo encuentra vuelos a Berlín por 30 euros, ¿cómo voy a pagar yo 90?
Y entonces cierras… y pones otra vez la búsqueda, y ¡Dios!, ahora son más caros… y te quedas con cara de tonto mirando la pantalla.. y te preguntas ¿cómo es posible que haya tanta gente comprando ese vuelo para dentro de cuatro meses más tarde, en un día anodino, de un mes anodino… pues sí, y acaban de subirte el precio de tu billete, el que antes te ha parecido caro…ya vale 110… Eso me lo tiene que explicar algún día un programador de webs de viajes… seguro que “guardan” la búsqueda y cuando la repites se dicen… “ya está aquí el cretino que quiere viajar el martes 5 de julio para cuatro personas, pues ahora que se prepare”… y tú que ese precio te parece abusivo piensas… “es que no lo puedo ni contar”… “mi marido me va a decir que vaya torpe que soy, que su compañero vuela por 35…”. Así que dignamente vuelves a cerrar el buscador y piensas “lo intentaré mañana”… porque ese día ya no eres capaz de aguantar más frustraciones.
Al día siguiente vuelves, te haces la valiente delante del ordenador y zas… ya has vuelto a cazar el billete más barato, pero el barato del caro de ayer, no el barato, barato… que ya te digo que ese no existe, que es una leyenda urbana… y vas y te congratulas… jejeje, ¡qué lista soy! Cuando rellenas los interminables campos de datos llegas al irremediable del método de pago, y… zasca, te toca otra… ese era el precio válido si pagas con una tarjeta que no tiene nadie, que además creo que ni existe… y si pagas con una tarjeta normal pues hay que añadirle tropecientos euros más… ¡¡cachis!!!, ¡¡otra vez me meto en los cientoypico… cada vez más pico…!!… pues vuelvo a cerrar el buscador… eah… eso no estoy dispuesta a pagar… voy a volver a buscar, seguro que puedo hacer algo más, no estaré mirando en el sitio adecuado… Y luego vuelves otra vez y de nuevo al hacer la búsqueda los billetes más caros… ¡¡¡madre mía qué odisea!!!
Al tercer día vas, armada ya de paciencia, y sobre todo convencida del precio final que vas a pagar por los billetes, que por otro lado es un precio razonable (es que ya queremos volar por el precio de una camiseta…), y los compras, del tirón… y afortunadamente acabó esta parte de los preparativos. Sólo lo que tardas en pensar si te coges el seguro por si acaso, que vale como si pagaras otro billete y te cubre solo en el caso que estés hospitalizado en la UCI, y si lo comunicas con al menos quince días de antelación… no conozco aún a nadie que le haya reembolsado el seguro el importe del billete porque no pudo viajar… así que mejor lo dejamos y cruzamos los dedos.
Ahora empieza otra parte muy, muy interesante. Vamos a buscar alojamiento… y de nuevo tienes webs, portales y soportales para aburrir… Te pones las manos a la cabeza cuando empiezas a ver el precio de los alojamientos, y para acotar un poco la búsqueda entre los 1.700 alojamientos disponibles pues pones condiciones. Ordenas por popularidad, por precio, por barrio (antes te tienes que hacer un master en cuáles son los barrios de la ciudad que vas a visitar, que todavía no conoces y que no tienes ni idea), y cuando tienes alguno que más o menos cumple, entonces lo seleccionas y empieza la investigación: empezamos con la temida “política de cancelación”… estricta, flexible, cancelación gratuita (¿hasta qué día?), y si ves que te puede cuadrar empezamos a leer opiniones… pero un poco nerviosa porque pone “última habitación a este precio… 200 personas han reservado en el último minuto”… te pones a buscarlo en otra web, y en otra… y al final lo descartas porque “la moqueta está muy sucia” o porque el “personal de recepción es poco amable”, o porque “el desayuno no es muy variado”, o porque “la estación de metro más cercana está a 50 metros”… lees y lees hasta la saciedad, miras si tiene 4 estrellas y un poquito, o un 8, en otra web parece que un poquito de estrella más, pero un 7,9… pero no gustan las críticas porque no aguantas el segundo piso sin ascensor, o la foto con la cama deshecha que ha puesto un viajero y no te ha gustado la pinta, o porque no estás muy segura, porque ya ni sabes si ése era el que estaba bien situado, si tenía buena puntuación, ni cuál era cuál… y así entras en bucle hasta que unos cuantos días más tarde al final tienes 4 reservas para el viaje… que puedes cancelar por si acaso, y te tomas un descanso… unos días sin volver a mirar nada del viaje. Saturada antes de comenzar
Siento haberte quitado las ganas de empezar a buscar con ilusión tu viaje del verano… que ya hay que ponerse a ello, con lo que te recomiendo que vayas a una agencia de viajes… y de paso corear ¡¡vivan las agencias de viajes!!
No puedo terminar este post sin contaros una pequeña anécdota de mi reciente escapada a Venecia (ya lo he soltado… es que quería contarlo y no sabía cómo)… pues después de todo este periplo, que he sufrido en primera persona, al final me ha costado el avión unos 20 euros más, porque mi crema desmaquilladora (que no sé para qué la llevaba, si yo en los viajes me “disfrazo” de turista y no me maquillo) se la quedó el tipo de seguridad. Resulta que cuando pasas la bandeja con todas tus cosas, que casi te dejan en cueros (eso daría para otro post), se dirige a mí el vigilante de la pantalla y me dice “Señora… (encima me llama señora… con lo que me molesta) ¿Esto es suyo? Y yo, con cara de susto, le digo sí… y entonces me dice: “Tengo que quedarme con este bote de crema pues su capacidad es de 125 ml y el máximo permitido es de 100”… Por favor, entre tanto buscar lo relativo al viaje he descuidado este pequeño detalle y resulta que he cometido un grave error: no sabía que llevaba un arma de destrucción masiva entre mis enseres personales…
Ana Sancho
blog.mujerjoven@gmail.com
Twitter: @4n4s4n

Consulta en este enlace todos los artículos de Ana Sancho en su espacio ‘Mujer joven de mediana edad‘.

También puedes leer aquí las colaboraciones de distintas autoras del blog de Vivencias.

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