En busca de la felicidad

“No permitas que nadie te diga que eres incapaz de hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo. Y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirle a los demás que tampoco cumplirán los suyos”
Will Smith (su personaje, en la película que da título a esta entrada)

Dicen que un día en el colegio la maestra preguntó a sus alumnos qué querían ser de mayores. A lo que John Lenon le contestó: “feliz”. Su seño le objetó “creo que no has entendido la pregunta”, a lo que él añadió “ni usted la vida”.
No sé si será cierta dicha anécdota, pero nos da mucho de sí. ¿ Cuántas veces habremos preguntado a nuestros hijos, alumnos, vecinos y niños, en general, esta pregunta? Y la respuesta siempre debería ser la misma: nuestro objetivo en la vida debería ser lograr ser felices. ¡Ojalá tuviéramos la solución!
Deberíamos tener presente en nuestro quehacer diario la importancia de dicho objetivo. Pero es mucho más amplio de lo que parece: a la felicidad podemos unir la perseverancia:
– Persevera: es excelente
En la Educación sabemos que es muy importante el hecho de crear hábitos positivos. Su repetición hará que nos sintamos bien con nosotros mismos y nuestro comportamiento. De ello va el artículo del profesor Enrique Rojas (@DR_ENRIQUEROJAS) “Felicidad y voluntad“, que podéis encontrar junto con otros muy interesantes en su web enriquerojas.com.
Cuando estaba en el instituto tuve maravillosos profesores; al final, me decanté por lo que eran Letras mixtas dado que tenían más opciones de futuro que las puras; aunque he de decir que me atraían todas las asignaturas de letras. El porqué era clarísimo: tuve unos excepcionales profesores de estas materias. Recuerdo como viví la asignatura de Literatura con Carmen; y digo bien, “viví”. Gracias a que ella en cada tema, en cada poesía sabía buscar algo más allá para que disfrutáramos y conociéramos los personajes. O cómo Dionisio, en la asignatura de Lengua, era capaz de crear un ambiente agradable y envolvente.
Un profesor de Historia me preguntó por dónde iban a ir mis pasos y entre otras opciones le dije que me gustaba la Historia, “menuda tontería”, me contestó. “Tienes que hacer Derecho, tiene más salidas y te va bien”. Nunca me había atraído dicha carrera, pero lo que tuve seguro aquel día era que yo decidiría por mí misma. Al final, me decanté por Magisterio aunque me quedan unos cursos para terminar Historia… ¿A qué viene todo esto? Pues que la vida de por sí es complicada y enrevesada, pero aunque haya pocas plazas, aunque la carrera no tenga muchas opciones, si hay quien lo tiene claro, debemos animarlo, como mínimo a que cumpla sus ilusiones. Diferente es que le orientemos, pero en la vida no todo es trabajo.
He pasado por diferentes colegios, trabajado con distintos equipos directivos, he hecho amigos en mi trabajo y he tenido diferentes ambientes laborales. Está claro que un ambiente agradable con posibilidades de innovar, de trabajo en equipo, con miras hacia un objetivo común favorece la ilusión.
– Un estudio explica el secreto de la perseverancia
En el artículo de la semana pasada decíamos que en la Educación a veces nos saltamos escalones y que no siempre damos la importancia a lo que verdaderamente la tiene. La felicidad de nuestros alumnos es fundamental. Necesitamos que vengan al colegio contentos con necesidad de pasarlo bien, de descubrir, de disfrutar… El hecho es que el colegio se ha convertido en una obligación en muchos casos aburrida. Mi hijo pequeño tuvo un tutor que todos los días le mandaba deberes: tenéis que leer y pasároslo bien. No os lo vais a creer, pero todos los días leía, es más se ponía a jugar diciendo: mamá voy a divertirme. Iba al cole feliz y contento. Por las mañanas comenzaban siempre con “el reto del día”: una vez realizada la prueba, elogiaba tanto al que acertaba como al que lo había intentado, porque les decía que equivocándose también aprendían. Adoraba a su Profe y le entusiasmaba ir al colegio.
Cada niño es un mundo y necesita una motivación especial, pero siendo tan pequeños, podemos hacer tanto… Y como padres, por supuesto: quiero que le echéis un vistazo a esta web donde conoceréis el libro “Cuentos para educar niños felices“; aquí además de veinte cuentos para contarles a vuestros niños, descubriréis un decálogo con pautas necesarias para su desarrollo como la confianza, la autoestima, el esfuerzo…
Otro libro que puede interesaros es “Niños optimistas” de Seligman: se trata de una versión muy americana con tests, ejemplos, donde nos enseña a modificar nuestras conclusiones como padres o docentes racionalizándolas y dándoles otra perspectiva.

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¿Y qué receta os puedo dar? Creo que la que mayor ilusión le puede hacer a un niño es su tarta de cumpleaños. En este caso va a ser una de mis preferidas: la Selva negra.
Ingredientes:
Para el bizcocho (hoy va a ser de chocolate):
– 150 g de chocolate para fundir
– 150 g de mantequilla sin sal (mejor a temperatura ambiente)
– 150 g de azúcar
– 150 g de harina de repostería
– 4 huevos
– un poquito de levadura en polvo, canela y vainilla
– un chorreón de ron
Para el relleno: esta receta es de Chocolates Valor.
– 250 g de chocolate de cobertura negro 70%
– 250 g de nata líquida
– mermelada de frambuesa o fresa
Para el baño o decoración:
– 250 de nata líquida
– 50 g de azúcar
– 250 de chocolate negro de cobertura
– 50 de mantequilla
– virutas o muescas del mismo chocolate
Elaboración:
Primero realizaremos el bizcocho:
Se derrite al baño María el chocolate. En un cuenco (como diría y muy bien mi compadre) pondremos la mantequilla y le echamos el chocolate ya derretido. Lo movemos y le añadimos el azúcar, poco a poco el ron y las yemas. Una vez que esté bien unida la harina con la levadura. Y por último, las claras a punto de nieve. Al horno, previamente precalentado y a 175grados. Tardará unos veinte minutos.
De la trufa:
Se pone a hervir la nata. Cuando comience a hervir se retira del fuego y se le añade el chocolate, hasta que quede una pasta. Una vez fría, al frigo. Debe estar 24 horas.

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Elaboración de la tarta al día siguiente:
Se parte el bizcocho en tres láminas. Podéis calarlo con un jarabe suave de agua, azúcar y mismo licor del bizcocho. A continuación, sacamos la trufa del frigorífico y la batimos para esponjarla, en el momento en que cambia de color la tendremos lista.
A cada una de las capas que hemos cortado le pondremos mermelada y después, trufa. Una vez terminadas armamos la tarta. Os aconsejo que pongáis una pequeña señal, p.e., un palillo, en cada capa en el mismo sitio, para que al montarla os quede perfecta.
A continuación, pondremos a hervir la otra nata con el azúcar y, en cuanto comience a hervir, el chocolate para terminar con la mantequilla. Colocamos la tarta sobre una rejilla y bañamos el bizcocho con la última mezcla. La colocaremos en una bandeja y decoramos con fideos, virutas o muescas. Antes de servirla, le echaremos un poco de canela, cacao y azúcar espolvoreado por encima. Si le ponéis unas grosellas encima, ya lo bordáis.

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Hablando del tema de hoy con un amigo, me dio este vídeo; me gustaría que lo vieseis y lo analizarais. Educación, diversión, protagonismo, ilusión… ¿Felicidad?


La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de salir adelante con ellos.
Sed felices y, por supuesto, que os vaya bonito.
Maribel B.
@_MaribelBP

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