¡Felices Reyes!

“Únicamente los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran…”
El principito. Antoine de Saint-Exupéry

Supongo que, en mayor o menor medida, habréis recibido vuestros regalos. Es una fecha llena de magia, en la que pequeños y mayores intercambiamos ilusiones. Me encanta la Navidad, nos reunimos la familia, comemos, a veces de más, pero pasamos un rato agradable. De todos mis Reyes guardo uno con mayor ilusión: como creo que ya os conté, nosotros celebrábamos esta fecha con mis primos en Antequera. Mis abuelos tenían un bar, llamado el Platabar, de preciosos recuerdos para mí (pero ésa no es la historia de hoy). Como todos los años nos juntábamos en el balcón para ver pasar la Cabalgata. A día de hoy no sé cómo no se cayó, con la de personas que nos metíamos. Aquel año, mis primos y yo, además de pedirles a sus Majestades los consabidos caramelos, les rogamos que vinieran a nuestra casa, deseábamos hablar con ellos. La verdad es que no teníamos muchas esperanzas, aunque bien fuerte lo habíamos gritado. Cenamos y de pronto, por la escalera se escuchó un ruido: salimos corriendo para ver de qué se trataba y ¡sorpresa!: el Rey Melchor estaba allí. Algunos de mis primos se asustaron y no quisieron hablarle, pero yo me senté en sus rodillas y le pregunté mil cosas. Nos pasamos un buen rato charlando. No recuerdo lo que me trajeron ese año, pero lo que siempre recordaré fue la ternura y la cercanía de aquel maravilloso Rey Mago.
¿Y todo esto por qué? Porque creo que la mayoría de las veces compramos cariño con regalos, cuando el verdadero regalo para todos es la compañía, el juego, el tiempo dedicado… Cuando llegan las Navidades y sobre todo el año nuevo nos llenamos de buenos propósitos: hacer más deporte, aprender un idioma, estresarnos menos, dedicarle más tiempo a la familia… Y pasa el año y no siempre cumplimos nuestros objetivos: por falta de tiempo, de hábitos, de peleas con el reloj, por exigencias personales y laborales… pero la vida de nuestros hijos y nuestra familia también pasa y esos años ya no volverán. Muchas veces somos nosotros quienes nos vamos haciendo y los hacemos egoístas. Es importante el regalo, claro que sí, pero hay que intentar darle importancia a todo: a lo que está hecho a mano, al detalle, al momento, a la vivencia.
Como acaban de llegar los Reyes Magos quiero dejaros dos regalos:
– Uno es del blog de José Iribas, con su permiso. Se trata de un regalo familiar y precioso. Cuando lo leí le dije que iba a enviárselo a mi familia porque me encantó. Os animo a que entréis de vez en cuando en su blog y participéis con él. Es muy cercano y realista. Yo lo conocí por ese mundo de Twitter (@jiribas) y soy una fija. ¡ Muchas gracias por compartir tus pensamientos en voz alta!
Tenemos que vernos más
– El segundo regalo es un maravilloso vídeo: vedlo con calma, es muy bueno, sobre el talento de vuestros niños. Ya comenzamos a hablar la semana pasada de ello (¿ mata la escuela la creatividad?) y me parece un buen momento para dejároslo. Es largo, sí, pero muy sustancioso. A veces ¡vemos cada rollo en la tele!, así que vedlo. Sir Ken Robinson (@SirKenRobinson) es uno de los mayores expertos en educación del mundo, un gran comunicador y seguro que os va a hacer reflexionar:

Espero que os hayan gustado los regalos. A mí me emocionaron cuando los vi.
Vivid el día con los vuestros, jugad, pasad tiempo con la familia y de vez en cuando quitaos el reloj y las prisas.
Hoy no hay receta para no quitarle el protagonismo a estos dos regalos. Perdonad.
Que os vaya bonito.
Maribel B.
@_MaribelBP

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