El conflicto armado entre Ucrania y Rusia es algo que nos afecta a todos, incluso a los pequeños de la casa. Los menores se hacen muchas preguntas sobre la situación que se está viviendo en otra parte del mundo, y sienten miedo y angustia al ver imágenes o escuchar información sobre un conflicto que no comprenden pero al que no son ajenos. Por ello, es importante que los padres y madres sepan cómo responder las dudas que plantean. Desde La Diversiva os traemos una guía de consejos para orientar sobre la mejor forma de hablar a los niños sobre la guerra.


Pregunta a los más pequeños qué creen que es una guerra y qué saben de ella

Hacer esto nos dará un punto de partida con el que comenzar la conversación. Es importante saber lo que entienden y no entienden del tema y qué sienten al respecto. Debemos hacerles ver que pueden preguntar todo lo que necesiten y que es un ambiente seguro donde expresar sus dudas y preocupaciones.


Adapta la explicación a la edad de cada niño o niña

No usamos el mismo lenguaje para hablar con un niño de 4 años que con uno de 13, por lo que es imprescindible expresarnos de forma adecuada para su edad. Esto también facilitará la comprensión que tengan de lo que les queremos decir. Los niños son muy buenos observando, pero no tanto entendiendo, por lo que es nuestra labor darles las mayores facilidades posibles.


Transmite tranquilidad a la vez que se validan sus emociones

En el caso de la actual invasión de Ucrania, es importante expresar a los niños que se trata de un conflicto lejano. Podemos representar la distancia de manera sencilla para que entiendan que no es algo que suceda al lado de casa. Por ejemplo, Ingeborg Porcar, la directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona, cita que podemos decirles que Ucrania “está a tres días en coche sin parar”.


Limita la exposición a las imágenes más duras

Esto no quiere decir que se les escondan imágenes cada vez que aparezcan en televisión, pero es necesario controlar la sobreexposición. Los más pequeños no van a entender ni contextualizar estas imágenes, y les pueden provocar más miedo o insomnio.


Muestra que siempre hay una red de ayuda

Es una buena oportunidad para mostrar el lado altruista del ser humano y poner el foco en la gente buena en lugar de en las muertes o heridos. Algunos psicólogos incluso recomiendan hacer a los más pequeños partícipes de tareas de voluntariado para ayudar y solidarizarse con las víctimas de una guerra.


Controla el comportamiento en el colegio

Es fundamental que los niños aprendan que un determinado país y la gente que habita en él no tienen la culpa de que su presidente tome una decisión tan drástica y errónea como la guerra. Tomando como ejemplo la situación actual, hay que hacerles entender que los niños y niñas rusos que pueda haber en su colegio no son culpables para evitar posibles situaciones de discriminación o marginación.


Aprovecha para hablar sobre la resolución de conflictos

Los padres y madres pueden usar esta situación para hablar con sus hijos de la resolución de conflictos con amigos, familiares y conocidos. Es importante que entiendan que siempre es mejor resolver los problemas de forma pacífica. Para ello, Porcar asegura que “tenemos que explicar claramente el dolor que implica una guerra”, es decir, es erróneo evitar hablar con los más pequeños sobre el sufrimiento. Hay que buscar la empatía con los niños y niñas de los países afectados, haciéndoles ver que han perdido cosas como su casa o sus juguetes, y que quizás incluso deban abandonar su ciudad.


Normaliza la situación y no cambies hábitos ni rutinas

De lo contrario, la sensación de seguridad que hemos transmitido verbalmente tendrá poca credibilidad. Si hemos asegurado a los pequeños que la guerra es algo lejano y que están en un ambiente seguro, es importante no permitir que duerman en la cama con los padres o acostarse con la luz encendida si no es lo habitual. En este caso les estaríamos dando un mensaje contradictorio que puede alertarlos.


Tal y como explica la psicopedagoga Olga Lázaro: “La clave es que ellos deben sentirse protegidos. Es el mensaje que debemos trasladarles. En un momento en el que todo es incierto hay que hacerles ver que todo tiene un final y que esto también acabará”.

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