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El arte de escribir cartas

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El arte de escribir cartas

Después de ver la ilusión con la que mi hija de 10 años mira el buzón esperando encontrar la carta pendiente de su amiga y lo mucho que le gusta escribir e incluir en el sobre dibujos recortados y demás sorpresas; tras comprobar cómo disfruta su hermano de 6 echando un sobre por la ranura del buzón amarillo, no puedo sino animar a los niños a llenar folios en blanco de letras y dibujos, a cartearse con amigos o familiares usando el correo tradicional.

Ana lee una carta de que le envía Susi desde Escocia

Ana lee una carta de que le envía Susi desde Escocia
junto a un dibujo, en respuesta a una suya anterior.


Que levanten un rato la vista de las pantallas
para conocer cómo era el arte de comunicarse a través de las cartas en los tiempos sin Internet ni teléfonos inteligentes, cuando no reinaba la inmediatez del correo electrónico y los mensajes de texto.

En lo alto del armario guardo una caja rebosante de cartas: cartas que recibía de Nuria, una amiga de la infancia de Madrid, cartas largas de mis padres en mis años de Universidad fuera de Málaga; cartas y postales de mi abuela Teresa de Montoro (Córdoba); cartas de mi abuelo Mario escritas en cuartillas con el membrete del Ministerio del Aire de Madrid, misivas de algún primer novio; cartas de mi pareja actual, tarjetas de felicitación de Navidad y de cumpleaños, decenas de folios manuscritos: para mí un verdadero tesoro.

montón de cartas

Ahora que sólo envío y recibo correos electrónicos o mensajes de WhastApp, recuerdo cómo me gustaba escribir largas cartas a mano, tanto como leer las que recibía después de rasgar rápido el sobre con cuidado para no romper el papel que contenía. Solía comenzar saludando: “Querida abuela”, “Querido papá”…
Pienso que muchos niños se pueden animar a escribir con la buena excusa de enviar una carta a un compañero de colegio, un amigo que vive en otra provincia o algún familiar. El contenido: libre, lo que quieran. Podrían inventarse un cuento, pintar un dibujo, contar lo que han hecho en ese día, hablar de un libro que han leído…expresar cómo se sienten. Después habrá que comprar un sobre, escribir bien las direcciones de remitente y destinatario, pegar un sello y buscar un buzón o una oficina de correos para enviarla. Es todo un proceso con el que también disfrutan.
No les privéis de esta gran experiencia que refuerza su atención y creatividad, que promueve la lectura y la escritura. Hoy día pocos niños la han tenido y no la tendrán si no se la proponemos.
“De las cartas me gusta que, además de contar muchas cosas, puedo enviar dibujos, recortes, pegatinas, collage, todo lo que se me ocurra”, anota mi hija.
El arte de escribir cartas manuscritas, cocinadas a fuego lento, se está perdiendo frente a la frialdad y rapidez de los correos electrónicos. Quizá la carta a los Reyes Magos sean de las pocas que los niños de hoy en día escriben a mano.
Os animo a que déis a los más pequeños de la casa tiempo para escribir cartas tranquilamente. Así practican la caligrafía y gramática mientras divirtiéndose y desarrollan habilidades para expresarse mejor.
Aprender a escribir una carta es una actividad que se incluye en las aulas de los colegios. Pero suele hacerse hincapié en la estructura que debe tener -fecha, comienzo, explicación del motivo de la carta, cuerpo, despedida- o en los distintos tipos de cartas: formales e informales- de manera que el resultado es algo práctico, sí, pero mecánico, que resulta poco atractivo para los niños.
Seguro que vuestros hijos tienen un buen amigo del colegio o abuelos, primos, tíos viviendo en Málaga o en otra provincia. Que intercambien direcciones y empiecen a escribirse. Eso sí, hay que advertirles de que se debe tener paciencia, porque las cartas a veces tardan días en llegar. Pese a la espera, no hay sensación comparable a la de ver por fin el sobre en el buzón. No pueden esperar a estar en casa para abrirla y leerla.
Y enseguida querrán ponerse manos a la obra y contestar. Es la magia de la correspondencia. Ya veréis.
Inés Benítez, periodista y profesora de talleres de escritura creativa infantil.
Contacto@inesbenitez.es
Twitter: @Ines_Benitez
www.inesbenitez.es

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5 Comentarios

  1. Sireno

    Extender entre los niños la escritura de cartas postales. Bien pensado. Entre niños y no niños. Y llevar sus virtudes a los correos electrónicos (¡ya también en decadencia!) y a las redes sociales. Hasta al “whatsapp” aplicar aquellas buenas y tranquilas costumbres. ¿Por qué no empezar un “guasapo” de esos con un “Querida Ana” o un “Querido Miguel”, un “Queridísima Teresa” o un “Queridísimo Mario” de vez en cuando?

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    • La Diversiva

      Tienes toda la razón. Nos parece una actividad muy interesante para realizar, en este caso con los niños, aunque como dices no estaría de más que también lo practicáramos los adultos. Gracias por compartir tu opinión.

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  2. comprar seguidores instagram

    gracias, me ha gustado la publicación. ¡Enhorabuena al autor!

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  3. Laura

    Con 42 años he sacado del baúl de los recuerdos casi 500 cartas de mi infancia\adolescencia. Las estoy leyendo poco a poco e intentando contactar de nuevo con esas amistades para enviárselas. Creo que es un tesoro, sobre todo para quien las escribió ya que es como un diario de su infancia. Lo que más me emociona es que en casi todas las cartas mis amigas me decían que esperaban ansiosas mi respuesta, que les daba una alegría enorme cuando las recibían, que no tardara en responder por favor. Fiel reflejo de la ilusión que transportaban esas cartas y que a día de hoy por desgracia nuestros hijos no conocen.

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    • La Diversiva

      Así es Laura, nuestros hijos y estas nuevas generaciones no conocen ese ‘gusanillo’ que se sentía al recibir cartas o la ilusión de escribirlas. Muchas graias por compartir con nosotros tu reflexión.

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