USA y la cuenta atrás

Post de madre

No os asustéis por el título, realmente no voy a hablar de la convulsa política americana que no para de darnos… noticias… dejémoslo ahí. En este post quiero contaros cómo se vive, o mejor dicho cómo vivo yo, mientras tu hijo, tu niñito… porque con 15 años sigue siendo pequeño, pequeño para ti y para la vida en general, está lejos durante casi diez meses. Y lejos, muy lejos, concretamente según Google Maps en línea recta, y si es que se puede ir en línea recta, a 7.842,41 kilómetros, a casi 24 horas de viaje y 3 escalas, uffff.
Pues bien, los primeros días son convulsos… tienes que vencer la sensación de vértigo que te invade… ese vértigo que te da el hecho de pensar en lo lejos que está aún el reencuentro y en la distancia tan grande que os separa… Todo está lejos al principio, en términos de tiempo y de espacio… Después te instalas en una calma tensa, en una vida que podríamos llamar “provisional”. Piensas que la vida no está completa, que te falta algo muy importante para seguir con tu rutina, tu cotidianidad es distinta… No digo con esto que no haga todas las cosas que hubiese hecho si mi hijo hubiese estado aquí, que no disfrute con mi otro niño (que es un sol), con las fiestas, con los viajes, con la lectura… y que no siga emprendiendo e ilusionándome con pequeñas cosas y con nuevos proyectos… si hasta me he hecho bloguera en este tiempo, jejeje…
También vives contando para atrás, vives queriendo que pase el tiempo rápido, con lo que esto conlleva para nosotros a estas alturas… Ese tiempo, que llegado a una edad no quieres que pase tan rápido, ese tiempo que al pasar te acorta la vida, ese tiempo que algunas veces quieres detener y que de repente te ves que sí… que ahora quieres que vuele, que llegue el mes siguiente, y el siguiente… y pones la vista en el día de la vuelta, añoras la llegada de ese día.

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Y eso de contar para atrás se ha escenificado en dos pequeñas cosas… os cuento… días antes de que mi hijo se fuera, sus amigas, porque eso es cosa del sexo femenino, le prepararon un “kit de supervivencia” para que lo llevara con él en su viaje. Cuando se lo iban casi a entregar me pidieron que le escribiera una carta para que pudiera leerla cada vez que sintiera nostalgia de su familia. No me he atrevido a preguntarle si alguna vez la ha leído… prefiero no preguntar. Esa carta, hecha con mucha prisa y más nervios se titulaba “un día menos” y ahí ya le decía que iba a ir contando para atrás, que cada día que me levantara iba a pensar que faltaba un día menos para tenerlo cerca de nuevo y que él pensara lo mismo, que cada vez que la leyera pensara en ese día menos… No sé si la carta es publicable, buscaré el archivo y la releeré. Igual me atrevo cuando haya vuelto y descubra lo que ha pasado con la carta, si la ha leído o sigue el sobre sin abrir en el fondo de la maleta…
Otra manera de vivir contando, aunque en este caso se puede interpretar que es contar para adelante, es ir tachando los días que van pasando en el calendario. Algunos amigos que me quieren bien me han preguntado alguna vez el tópico de ¿irás tachando en el calendario los días? Y luego se sorprenden cuando saco el móvil y les enseño cómo llevo ese calendario, que efectivamente voy tachando los días y al que cada día saco una foto. Esa es la foto que ilustra este post, calendario en mi nevera… donde lo primero que hago cada mañana es tachar el día anterior. Esta foto es del día en que se publicó el post… ufff… esto avanza…, y que ahora tiene una particularidad especial… este papel estaba sujeto por un imán de un toro, icono español donde los haya, y ahora le acompaña uno de la silueta de Louisiana… Esta imagen, para nosotros hoy, es el símbolo del tiempo y el espacio que separa nuestros dos mundos…
Ana Sancho
blog.mujerjoven@gmail.com
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