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Cómo visitar un museo con niños

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Cómo visitar un museo con niños

Los museos del siglo XXI ya no son aquellos espacios rígidos, silenciosos y estrictos. Visitar una exposición se ha convertido en un fenómeno muy diferente en el que podemos acercarnos al patrimonio de una forma dinámica. ¿Pero es igual si vamos acompañados de niños y niñas? O ¿qué ocurre si los adultos tienen que acompañar a los peques porque se lo han pedido?

En un museo podemos encontrar una importante oferta cultural donde estimular a los niños en su descubrimiento del mundo y donde, además, los adultos también pueden encontrar espacios para sumergirse en la cultura de la mano de los peques. De modo que visitar un museo con un niño no significa que o bien el adulto quede relegado a un segundo plano o que el niño sea un mero acompañante, sino que los museos diseñan acciones que permiten que diferentes generaciones descubran sus exposiciones juntos.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, cuando participamos en una actividad en un museo, las personas que dirigen las acciones no solo son expertos en biología, historia o artes, sino que la mayoría de ellos también tienen formación pedagógica, por lo que intentarán en todo momento hacer que la visita sea dinámica, interactiva y estimulante.

Desde el Área de Educación y Mediación Cultural de la Fundación Picasso-Museo Casa Natal, el Centre Pompidou Málaga o la Colección del Museo Ruso, quienes escribimos este artículo, hemos preparado unas recomendaciones para ayudaros a hacer de la visita con niños y niñas a los museos una experiencia gratificante y enriquecedora.

Antes de la visita

Implica a los peques en la planificación de la visita. Comenta con ellos qué esperan encontrarse en el museo.

Dialoga con ellos  sobre por qué las personas coleccionan objetos y los albergan en los museos.

Pregúntales si recuerdan alguna visita a un museo que hayan realizado con el colegio. Normalmente, los centros educativos hacen alguna visita cultural en cada curso. Esto reforzará su experiencia del museo.

Estimula a los niños y niñas con referentes cercanos a ellos que tengan que ver con el museo. Por ejemplo, si vais a visitar la Colección del Museo Ruso podéis ver algún capítulo de Masha y el Oso, que ha sido muy popular entre el público infantil.

Consulta los horarios y si hay actividades para el público intergeneracional, normalmente los museos ofrecen diferentes formas de interacción con sus colecciones.

Durante la visita

Al llegar, haz partícipes de la visita a los niños y niñas: revisad juntos el plano del museo localizando las salas expositivas, zonas de descanso, los aseos, etc.; explícales quiénes son las personas que hay en los diferentes espacios del museo y cuáles son sus funciones; podéis mirar los folletos de las diferentes exposiciones, preguntarles por dónde quieren empezar, si alguna de las obras de arte del folleto les llama la atención, etc.

La duración de la visita no debe superar los 50 minutos y, en el caso de que estéis más tiempo en el museo, es recomendable descansar en las zonas dedicadas para eso.

Hay que ser flexibles con los recorridos. No hay que ver todo el museo en una visita, de hecho eso es muy poco recomendable tanto para los adultos como para los niños ya que impide que disfrutemos de la visita. Si no os da tiempo a ver todo lo que queréis, podéis darles pistas de algunas obras sin desvelarles mucho, para que se queden con la intriga y así motivarles para la siguiente visita.

Empoderar a los pequeños. Cuando descubren algo de las obras hacedles saber que ellos ya tienen el poder y el conocimiento, así que pueden invitar a amigos, familiares, compañeros de clase a que visiten conjuntamente el museo siendo ellos quienes los ‘ayuden’ a investigar y descubrir el museo.

Podéis usar el folleto o la audioguía como recurso para buscar detalles o piezas en las salas. Por ejemplo, encontrar aquella obra que les ha llamado la atención en el folleto. Otra opción, muy divertida, es que los propios niños y niñas escuchen una parte de la audioguía y sean quienes se la expliquen a los adultos.

Utilizar el gesto y la expresión corporal. Por ejemplo, es interesante que imiten las posturas y movimientos de algunos personajes de las obras para que vean si son cómodas o no, si son posibles o son en realidad posturas imposibles. De esta forma, podrán identificarse con el personaje imitado y trasladar ese mismo sentimiento a través del cuerpo. En obras abstractas otro juego posible es ‘traducirlas’ a lenguaje corporal o gestual: ¿qué postura sería esta obra?

Varía las formas de aproximación a las obras dándoles distintas perspectivas: desde la contemplación, el descubrimiento, la iniciativa, el juego, las nuevas tecnologías (son nativos digitales) o desde la narración. Alternar estos recursos hace que la visita se haga mucho más amena.

Si el museo lo permite, los adultos pueden hacer fotos de las obras que más les estén llamando la atención para luego, en casa, poder investigar más sobre esas piezas. También podéis utilizar los folletos o la página web del museo para hacer versiones de esas obras que les han conmovido o crear otras nuevas en casa. No os limitéis al papel y el pincel, explorad otros materiales, ¿y si hacemos una intervención artística en casa con cucharas de madera?

Equipo de Educación y Mediación Cultural de la Fundación Picasso-Museo Casa Natal, Centre Pompidou Málaga y Colección del Museo Ruso. Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y Otros Equipamientos Museísticos y Culturales

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