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El juego de aprender

El juego de aprender

La vida no es más que un compendio de experiencias, experiencias que pueden ser simuladas y representadas mediante el juego para que, si se da el caso, nuestras acciones y reacciones sean mejores debido a estas simulaciones previas.

Desde su nacimiento, el ser humano aprende y se desarrolla gracias al juego. Así, los niños aprenden colores y formas, seguido del lenguaje, la escritura, etc. Pero llega un momento concreto en el que pretendemos alejarnos de este medio natural de aprendizaje, relegando el juego a ser una simple actividad para el ocio.

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En estos últimos tiempos se está volviendo a dar la importancia al juego relacionado con el aprendizaje que se merece, y es en verano cuando muchos profesores invitan a los padres e hijos a jugar juntos. Pero el mercado de los juegos de mesa educativos ha evolucionado sorprendentemente en este aspecto, ya que potencian el aprendizaje de materias básicas así como mejoras en actitudes.

Un ejemplo claro de este modelo de juegos es sin duda La liebre y la tortuga, un juego que hemos presentado a padres con hijos a los que no se les daba bien el cálculo o las matemáticas en general. Todos ellos han comprobado una mejora considerable en este campo en sus hijos, y es que la mejor manera de aprender y recordar es con hábitos que nos generan diversión y repetición sin monotonía. Hacer del aprendizaje un momento de diversión es el mayor acierto.

Un ejemplo claro de integración de los juegos de mesa en la educación es el profesor sevillano Manu Sánchez, ‘el maestro Manu’. Con un gran número de premios a sus espaldas y juegos editados, ha demostrado en sus clases que la gamificación es una vía básica para aprender sin olvidar. Actualmente, su juego ‘Monster Kit’ es uno de los más vendidos en Amazon, Fnac y tiendas especializadas y se ha publicado por primera vez, incluyéndolo en la conocida editorial Santillana para sus ‘Cuadernos de verano’.

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Por otro lado, los juegos son usados para ayudar a la concentración, al estudio o simplemente como método de relajación. Los niños son por naturaleza curiosos y, por ende, nerviosos y con afán de conocer. Pero este nerviosismo les hace perder capacidad de concentración y algunas veces se diagnostican síndromes de Tdh, en estos casos cuando algunos juegos ayudan a reducir este déficit de atención e hiperactividad.

Para ellos usamos juegos en los que debemos concentrarnos especialmente, pero a su vez permiten descargar adrenalina y los niños más inquietos pueden ‘desfogar’ a pesar de estar sentados en una mesa. Claros ejemplos de estos juegos que funcionan a la perfección son Dobble y Fantasma blitz, donde la velocidad de reacción y la máxima concentración van de la mano.

Este verano toca jugar pero sin dejar de aprender de una manera sana y estimulante para padres e hijos.

Daniel Ruiz. La Máquina Imaginaria

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