Aprender una lengua extranjera siempre es más sencillo y divertido cuando se empieza desde edades tempranas. En la infancia, los niños aceptan muy fácilmente nuevos códigos lingüísticos. Al estar todavía aprendiendo su propia lengua materna, les resulta muy llevadero pronunciar sonidos nuevos. Los pequeños no tienen esa sensación de ridículo…
