‘Cierra la boquita que te vas a resfriar’ es el libro que desmonta mitos sobre pediatría de Marta Garín. Esta pediatra ha recopilado frases que están muy interiorizadas en la población y ha desmentido esas creencias una a una en base a la evidencia científica. La presentación tendrá lugar el próximo 18 de noviembre a las 12:00 horas en la librería Luces.
Todo empezó a raíz de escuchar las mismas preguntas en torno a frases que parecen la verdad absoluta, pero que eran fáciles de refutar desde la ciencia o sus propios conocimientos. Le pareció interesante tratar el tema en un apartado en su blog y, a raíz de eso, la editorial contactó con ella para la publicación del libro.
P: ¿Cuánto tiempo le ha llevado investigar sobre los mitos y desmentirlos?
R: La investigación es el día a día. Todavía surgen mitos nuevos porque están muy enraizados en la cultura y la sociedad. Cuando viene gente de diferentes culturas, te das cuenta de que tienen mitos distintos. Por ejemplo, lo de la manzanilla que aquí en Andalucía lo tenemos grabado a fuego -el darle a los lactantes manzanilla para que duerman mejor, que no tengan gases-, de Despeñaperros para arriba es rarísimo. La gente de Bilbao no lo entiende ni se lo cree, y eso solo dentro de España. Tengo pacientes que vienen de Latinoamérica y te dicen: “es que si lo llevo a un entierro se les mete el frío del muerto y enferma”. Vas aprendiendo casi cada día y si saliese fuera de España, me daría cuenta de cuántos mitos nuevos hay en otras culturas.
P: ¿Por qué cree que un padre o una madre debería leer el libro?
R: A mí me parece interesante porque son las frases o lo que tenemos tan interiorizado y tanto se pregunta en consultas, y va a servir para calmar ansiedades, para decir verdades bastante de forma coloquial y evitar visitas innecesarias a urgencias. Me parece que el tema aporta, que se centra en mitos y puede servir de guía. Es novedoso también la forma en la que me han dejado escribirlo porque lo he hecho como yo hablo en consulta. No soy muy políticamente correcta a veces, también utilizo un humor un poco ácido. Me han dejado ser yo y creo que eso hace que el libro sea un poco distinto a los de divulgación.
P: ¿Cuál es el mito más extendido que hay en Málaga?
R: Mitos hay muchos, pero yo creo que por lo repetido y por la lucha que es, lo de darles infusión a los bebés es uno de los principales. El “cierra la boquita que te vas a resfriar”, como se titula el libro, también, pero el frío no enferma y lo seguimos diciendo casi por inercia. Hay mamás que entienden que el frío no enferma, que en una ausencia de virus no puedes enfermar, pero aun así siguen diciendo que no andes descalza porque te vas a resfriar, cuando hoy en día sabemos que andar descalzo tiene muchos beneficios. Esos los destacaría: el “cierra la boquita que te vas a resfriar” y el de que a los bebés hay que darles algún tipo de infusión, ya sea por su bienestar o entre las tomas para que no pidan tan a menudo, cuando ya sabemos que la lactancia (artificial o materna) es a demanda.
P: ¿La manzanilla puede acarrear algún problema en los niños?
R: Hay mitos que no solo son una tontería o no tienen un fundamento científico, sino que además pueden acarrear daños. Lo de las infusiones es uno de ellos. Por una parte, en la manzanilla en sí no se ha visto efectos importantes en el bebé de cara a que sean perjudiciales, pero sí que se ha visto con el anís estrellado, que era una cosa que culturalmente se daba mucho antes, pero ahora ya es raro encontrártelo. Se vieron reacciones neurológicas importantes y hoy en día no se da. La manzanilla sí logra ocupar un espacio en el estómago del bebé que a veces debería ser ocupado por leche. Puede que el bebé no esté accediendo a toda la nutrición que realmente demanda porque nosotros estamos metiendo algo que no es nada nutritivo en absoluto y no es algo aconsejable. Puede que el bebé no alcance su capacidad de crecimiento y ganancia porque lo que quiere es leche y le estamos dando manzanilla. Eso entre otros factores, como que muchas de estas infusiones, que ya vienen preparadas por la industria, contienen altas cantidades de azúcares, cuando sabemos que el azúcar en un menor de dos años debe ser cero.
P: ¿Qué se podrá ver en la presentación?
R: Es mi primera presentación porque es mi primer libro y no sé muy bien cómo se va a desarrollar exactamente. Voy a contar con la periodista Celia Bermejo, que es quien me va a hacer la entrevista inicial y hablaremos un poco de todo, no solo de mi parte profesional, sino de la personal, porque en el libro hablo de mis maternidades también porque tengo dos niños. Después seguramente el auditorio me pueda preguntar lo que quiera y, finalmente, una firma de libros. Y en medio lo que surja porque yo me dejo llevar bastante.
Será en la librería Luces, que es una librería que a mí me encantaba porque me recuerdo de adolescente en los pasillos hojeando libros y estar allí un montón de horas. Me han dejado hacer allí la presentación, o sea que he tenido mucha suerte.
Libro que desmonta mitos sobre pediatría
P: ¿Qué significa para usted este primer libro y por qué decidió hacerlo de este tema?
R: Significa una oportunidad de hacer la pediatría en la que yo creo, pero de forma mucho más universal. Yo empecé aquí con mucho miedo en un negocio propio, sin haber tenido la idea de que yo iba a ser empresaria, y de repente fui creciendo poco a poco, hay mucho trabajo detrás. Me di cuenta de que esa pediatría que hacía era un poco distinta en las formas o porque yo no uso bata, soy más cercana o incorrecta a veces. Esa pediatría tenía su público y gente que les gustaba, que les resultaba accesible. La gente se liberaba más y hablábamos de nuestros miedos como madres. Tener la oportunidad de todo eso plasmarlo en un libro y llegar a gente que de otra manera no me habría conocido, para mí es una gran oportunidad y, sobre todo, una satisfacción personal saber que trabajar del modo en que yo trabajo es posible. No solo no se censura sino que hay gente a la que le gusta y lo agradece.
P: ¿Las redes sociales han hecho más daño que bien en la pediatría?
R: Yo uso mucho las redes, a mí me gusta divulgar en mi cuenta de Instagram. El problema es que hay demasiadas fuentes y que no está filtrado. Cuando entras a una cuenta que te está dando información sobre la crianza o alimentación, no sabes hasta qué punto te fías, qué información exacta hay… El nivel de evidencia no está etiquetado, no es como cuando haces un ensayo clínico. Que todo el mundo pueda ser el altavoz hace que circule muchísima desinformación. Eso en la pandemia lo vimos muy bien, porque era un ejemplo muy evidente, todo el mundo hablaba de todo sin tener ni idea muchas veces y sin formación ninguna y esos mensajes calaban en la población.
Que a ti te den un altavoz para que tú desinformes o puedas llegar incluso a hacer daño, tengas un mogollón de seguidores, a nosotros nos genera una nueva bolsa de trabajo de decir “qué hago porque tengo un montón de pacientes con miedo a las vacunas de la tosferina o con miedo a alimentar con tal cosa” o que piensan que hay que quitar el gluten de la dieta porque es más sano. Todo esto se ha generado en redes sociales. Es difícil porque hay que ir gestionando todo ese flujo de información y clasificando la que aporta de la que te resta.
P: ¿Qué les dice a los padres que acuden por cosas que leen en internet?
R: Me lo encuentro mucho en consulta. También eso de que “me lo ha dicho la abuela, o la vecina”, lo que ahora son los instragramers. Siempre intento irme a la evidencia científica, lo que yo sé sobre ese tema. El otro día me decía una madre que el flúor es malo porque lo había leído en Instagram. Según la evidencia científica, es necesario utilizar flúor mil partes por millón como mínimo en un niño desde que empieza el cepillado dental, que empieza desde que hay dientes. Es la única prevención contra la caries.
Desde la evidencia trato de desmontarlo. Aun así, hay gente que viene muy convencida y yo tengo claro que no puedo ser pediatra de todo el mundo tampoco. Tiene que haber un feeling bidireccional y una confianza bidireccional. Es muy difícil si alguien está muy convencido de la no vacunación porque yo tengo muy claro que a los niños hay que vacunarlos. Es muy satisfactorio cuando entienden que es importante y deciden vacunar. También hay que saber dejar ir a determinados pacientes que sabes que no son para ti.
P: Frente a la oleada de los antivacunas, ¿qué beneficios tienen las vacunas en los niños?
R: Todos los mitos de las vacunas arrancan de una falacia que es que causan autismo. A partir de ahí surgió el movimiento de los antivacunas de forma seria y se mantiene hoy en día. Las vacunas salvan vidas. Para los pediatras hay un antes y un después con la vacunación de patologías que podían ser mortales. Es vital vacunar a tus hijos porque lo estás haciendo por ellos, pero también para la inmunidad poblacional, por todos los demás. Si dejamos de vacunar, vamos a causar daño en la sociedad en general.
Hoy en día hay muchísima información que refuta todos los argumentos, uno por uno, que te dan los antivacunas. Yo les diría que se informen, que acudan a consulta con el pediatra las veces que hagan falta. U otras fuentes si es necesario, pero que no se queden con dudas o con el resquicio de no saber si será lo mejor o no. Que pregunten porque lo mejor siempre va a ser vacunar.
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