El poder del juego: comprender la importancia de los juguetes educativos

La principal tarea de cualquier padre es proteger a su hijo. Esto es lo que una buena madre y un buen padre hacen cada día de muchas maneras diferentes. Y no es un desafío trivial en absoluto: el niño está constantemente amenazado de muchos peligros. No es de extrañar que el padre o la madre tengan que estar siempre en guardia.

Esta misma protección, sin embargo, también puede ser contraproducente. El padre corre el riesgo de presionar demasiado a su hijo causándole un trauma psicológico. Mostrar un cuidado excesivo, puede interferir en el proceso natural del desarrollo de independencia. En este caso, el pequeño o la pequeña será emocionalmente dependiente de sus padres y en la edad adulta no será capaz de tomar decisiones independientes. Esto es negativo y por eso es importante que cada padre encuentre un límite en el que cumpla con sus deberes parentales directos de manera equilibrada.

En este sentido, todos deberíamos pensar cómo podemos cumplir con el cuidado y la protección de nuestros hijos sin que se convierta en sobreprotección. Una posible respuesta es el juego. Y es que, en su esencia, el juego crea un espacio seguro controlado por el niño y los padres, dentro del cual el niño puede progresar y aprender, evitando muchos riesgos. Además, a los niños curiosos e inquietos por naturaleza les resultará mucho más fácil e interesante aprender jugando que por cualquier otro medio. Al mismo tiempo es una gran oportunidad para los padres, que en el proceso de observar a su hijo jugando, pueden entender mejor su personalidad, tendencias, problemas a los que se enfrentan en ese momento, etc. Es una oportunidad que realmente merece la pena.

En efecto, el juego es una actividad realmente maravillosa y polifacética que puede desarrollar en un niño una gran variedad de capacidades en función de sus tendencias, de los juguetes elegidos y de las diferentes circunstancias de su vida. A través del juego, se puede cultivar en él una gran variedad de cualidades, lo que nos hace reflexionar sobre cuáles de ellas son las más prioritarias y qué juguetes contribuyen a su aparición.

Los juguetes y las cualidades que ayudan a desarrollar

La elección de un juguete, aunque parezca una minucia puede ser decisiva para un niño y puede desempeñar un papel importantísimo en la formación de su personalidad, el desarrollo de ciertas características y el fortalecimiento de la independencia. Veamos algunos ejemplos de esas cualidades y qué juguetes ayudan a desplegarlas.

Racionalidad

La racionalidad es la capacidad de razonar lógicamente para vincular varios hechos en una sola cadena, comprender la causalidad, encontrar un factor clave y sobre su base sacar cualquier conclusión. Esta es una cualidad muy valiosa que puede ayudar a cada persona en cualquier entorno. Básicamente, esta cualidad se basa en la capacidad de trabajar rápidamente con la información y procesarla. Para desarrollar esta cualidad podéis encontrar en esta tienda de juguetes educativos muchos juguetes con los cuales es más fácil alcanzar este objetivo. Varios juegos de construcción, rompecabezas y puzzles que ayudarán a los peques a desarrollar la lógica. En la edad adulta, esta habilidad ayudará al niño con los estudios y el trabajo. De hecho, es una de las cualidades más importantes y útiles en nuestra vida.

Empatía

El ser humano es una criatura social, nacemos dentro de la unidad social, en la familia y al crecer llevamos cada vez más nuevos vínculos sociales. La comunicación con otras personas a menudo puede estar asociada a conflictos, malentendidos o resentimientos. Por eso es importante ser capaz de sentir las emociones de los demás, comprender sus experiencias y estar preparado para responder adecuadamente a ellas.

Puede ser muy difícil, pero aun así la mayoría de la gente desarrolla esta habilidad en la guardería y en la escuela, a través de la socialización y de la comunicación con sus compañeros y profesores. Allí aprenden conceptos como la amistad, la enemistad o el enamoramiento. Pero, por supuesto, se puede crear una buena base para el desarrollo de esta cualidad, a través de diversos juguetes con forma de seres vivos: animales de peluche, soldados, muñecas y muchos otros juguetes pueden causar afecto a un niño impresionable. Con ellos un niño podrá imitar las relaciones sociales, lo que le proporcionará una práctica adicional. Podrás observar su comportamiento a la hora del juego, notar a tiempo si tu niño reproduce prácticas sociales condicionalmente negativas y, si es necesario, intervenir y ayudarle a comprender las relaciones y los sentimientos asociados a las personas a través del ejemplo de los juguetes.

Creatividad

Los juguetes que animan al niño a expresarse, que no dan unas soluciones ya hechas ni reglas claras, pueden formar en él un deseo estable de creatividad. Puede ser algo insignificante, como pequeños dibujos en los márgenes de los cuadernos escolares o bordar a punto de cruz en su tiempo libre. Pero será un acto creativo que permitirá al niño sublimar sus sentimientos y experiencias y expresarlos de un modo u otro. Sólo así, el niño no se encerrará en sí mismo y, en consecuencia, podrá experimentar todos esos choques emocionales que le saldrán al encuentro a medida que crezca. Para ello son ideales la plastilina, un juego de pinturas y lápices de colores, libros para colorear o grandes cubos de construcción. Dale a tu hijo la oportunidad de crear y podrá sacar a relucir toda una nueva faceta.

Son sólo tres ejemplos que reflejan bien el potencial educativo que puede aportar el juego. Hay mucho más, y lo notarás en el proceso. Son algunos de los momentos más brillantes y coloridos de la paternidad.

Respetar los límites y desarrollar oportunidades

Las posibilidades del juego son realmente polifacéticas y siempre puedes encontrar nuevas formas de interactuar con tus hijos a través del juego. Quizá sea así como puedes influir en ellos sin miedo a traumatizarlos. Permite que el niño piense en sí mismo, que decida por sí mismo, que asuma por sí mismo las consecuencias de esas decisiones. Por supuesto, al ser tan pequeño, no está preparado para todas las cosas de la vida adulta. Tampoco puedes prepararlo para todo lo que puede ocurrir pero con los juegos se le puede dar un poco de conocimiento y experiencia. También, jugando compartiréis momentos juntos únicos. De esta forma, podrás entender a tu hijo y protegerlo de la mejor manera posible. Solo juega con él.

Intenta estar atento a tu hijo y a sus necesidades, capta la dinámica de su desarrollo y elige juguetes según sus inclinaciones. Observa cómo maneja muñecos, construye con cubos o resuelve rompecabezas. Podrás vigilar su crecimiento personal y saber exactamente cuándo necesita apoyo y protección.

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